Your velvet touch.
Your pure white.
Your solitude
and your presence.
Beauty.
Tu tacto de terciopelo.
Tu blanco puro.
Tu soledad
y tu presencia.
Belleza.
So… how was Halloween?? Finally I didn’t have any plans to go out, so early in the afternoon I decided I’ll watch Hitchcock’s ‘Psycho’ but I ended up editing photographs all afternoon and part of the night… {once I begin I don’t know when I’ll stop…}
This photograph shows my friend Silvia dressed up as Death. I’ll show you more photograpsh of her where her face can actually be seen. This made me think of a new series of photographs: portraits. At first I didn’t consider to upload portraits, but now I’ve changed my mind, it could be a nice idea to expand a little bit my range of photographs.
Bueno… ¿qué tal fue Halloween? Al final no tenía ningún plan, así que a media tarde decidí que vería “Psicosis”, de Hitchcock, pero terminé editando fotos durante toda la tarde y parte de la noche… {una vez que empiezo nunca sé cuándo voy a terminar…}
Esta foto muestra a mi amiga Silvia disfrazada como la Muerte. Ya os enseñaré más fotos de ella donde de hecho se le puede ver la cara. Esto me hizo pensar en una nueva serie de fotografías: retratos. Al principio no me había planteado el subir retratos, pero ahora he cambiado de opinión, creo que sería una buena idea expandir un poco mi rango de imágenes.
This last photograph {also Silvia} reminds me of a Spanish ballad named ‘El enamorado y la muerte’ {‘The lover and the Death’} I couldn’t find an English translation, so I’ll try to translate it myself: {of course, in Spanish it does rhyme…}
Esta última foto {también Silvia} me recuerda a un romance español llamado “El enamorado y la Muerte”:
Un sueño soñaba anoche, / soñito del alma mía soñaba con mis amores, / que en mis brazos los tenía. Vi entrar señora muy blanca, / muy más que la nieve fría. “¿Por dónde has entrado, amor? / ¿Por dónde has entrado, mi vida? Las puertas están cerradas, / ventanas y celosías”. “No soy el Amor, amante; / soy la Muerte que Dios me envía”. “Ay, Muerte tan rigurosa, / déjame vivir un día” “Un día no puede ser, / una hora tienes de vida” Muy deprisa se calzaba, / más deprisa se vestía. Ya se va para la calle, / donde su amor vivía. “Ábreme la puerta, blanca, / ábreme la puerta, niña” “¿Cómo te podré yo abrir / si la ocasión no es venida? Mi padre no fue al palacio, / mi madre no está dormida”. “Si no me abres esta noche, / ya no me abrirás, querida. La Muerte me anda buscando, / junto a ti vida sería” “Vete bajo mi ventana, / donde labraba y cosía. Te echaré cordón de seda / para que subas arriba, y si el hilo no alcanzare / mis trenzas añadiría”. Se rompió el cordón de seda, / la Muerte que allí venía: “Vamos, enamorado, / la hora ya está cumplida”